Hecho Crístico: La Salvación

 

¿Sabías que Cristo bajó a los infiernos por Tres Días después de la crucifixión? ¿Por qué?

Antes de mostrarles los motivos de este Hecho Crístico, les contaré una serie de Hechos previos a la encarnación de Cristo en Jesús que nos darán el contexto. Comencemos:

1. Pecado Original y Pérdida del Espíritu.

Mientras los Adanes fueron puestos en este mundo para su redención luego de haber participado en la rebelión de los Cielos, aquí ya habitaban seres con origen luciferino sin Espíritu de Dios. Para cumplir con el objetivo de este plan de redención y probar la lealtad y obediencia a Dios, es que de los Adanes fueron creadas las Evas. Pero Luzbell, para romper la ejecución de este plan, es que tienta a los Adanes con una de sus creaciones... Las Liliths (mujeres demonios). En Génesis 6:2 dice: "Los hijos de Dios (Adanes) vieron que las hijas de los hombres (Lilith) eran hermosas, y tomaron para sí mujeres de entre todas las que les gustaban". Y así se produce los hechos de La Caída por la alianza entre Adanes y demonios, mientras que las Evas fieles a Dios tomaron a los Adanes leales para que éstos no fueran tentados por los demonios, transgrediendo también el plan de Dios. Así, como consecuencia de La Caída y Transgresión se apaga el Espíritu en los Adanes y Evas quedando compuestos solo por Cuerpo-Mente y Alma.

2. Estirpes de Caín y Abel.

A raiz de la unión entre Adanes y demonios por un lado y de Adanes y Evas por el otro, los hijos de éstos dan origen a dos generaciones con características muy opuestas. Mientras los Cainitas (hijos de Adanes y demonios) eran violentos, de instintos bajos y primitivos, los Abelitas (hijos de Adanes y Evas) eran pacíficos, seguían a Dios y a pesar de no tener Espíritu, confiaban en los profetas y lo que éstos comunicaban a su pueblo. Como los Cainitas eran numerosos, empezaron a perseguir y asesinar a los Abelitas derramando sangre santa. La expresión "Y Caín mató a Abel" se refiere a las estirpes y no a dos individuos.

3. Infiernos, Abismo y Reencarnación.

En el tiempo Antes de Cristo, al no tener Espíritu de Dios en nosotros y por consecuencia de La Caída, los Cielos estaban cerrados y los infiernos abiertos donde nuestras almas eran enjuiciadas, según nuestras acciones, por los demonios en el abismo o los infiernos para luego retornar con otro cuerpo, en otro tiempo y/o lugar a este mundo pero con las mismas cargas y deudas una y otra vez. Condición que nos tenía prisioneros porque nuestra alma giraba una y otra vez como rueda del eterno retorno o más bien la llamada Reencarnación. Pero para el pueblo santo existía el 'Sueño de la Espera', una estancia debajo del Cielo que mantenía a los santos en espera de ascender a los Cielos que estaban cerrados. 

4. Encarnación de Cristo en Jesús.

"Y aquél verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros" Juan 1:14. Ante la realidad que había en ese entonces, el Reino de los Cielos decide ejecutar el Plan de Salvación. En donde por Gracia, sin siquiera merecerlo, Cristo siendo Dios, encarna en Jesús para dar inicio a una serie de acontecimientos que por primera vez dan las luces y certezas de una realidad espiritual lejos de este mundo. Como por ejemplo: que existe un Reino Celestial, un Padre (Origen), que Dios es Espíritu, que hay moradas (Cielos), entre otros conceptos que nunca antes nadie habló. Solo por JesúsCristo (encarnación de Cristo en Jesús) podemos saber de estas cosas. En los evangelios se encuentran los testimonios de Juan, Mateo, Lucas y Marcos que nos hablan de estas cosas declaradas por Cristo o de los hechos realizados por él que entregan la certeza que no es un hombre, sino Dios dentro de hombre (para saber más de la Divinidad de Cristo, léase el artículo "5 cosas que no sabías de Cristo").

5. La Cruz y el pago de la deuda.

Mucho se habla que el paso por la cruz de JesúsCristo está la Salvación, pero esto no es así. La cruz en el tiempo de JesúsCristo era un símbolo romano de juicio y muerte para todo delincuente de la época. Los 12 días de martirio y la muerte en la cruz concretan el pago a la gran deuda que había con Dios por el Pecado Original y la matanza de los Abelitas. Con sangre y carne Cristo paga en la cruz esta deuda borrando toda mancha y mácula en todo habitante de este mundo. A partir de ese momento no nacemos en Pecado sino nos hacemos al Pecado. (Para saber más del Pecado, léase el artículo "Pecado o Error").

6. Hecho Crístico: La Salvación.

 

Al morir el cuerpo de Jesús, Cristo el Dios baja a los infiernos junto a las huestes celestiales comandadas por Miguel para combatir contra las fuerzas luciferinas que custodiaban estas estancias. Por Tres Días se enfrentaron contra los demonios para finalmente Cristo alzar la Victoria y arrebatarle las llaves de la muerte al demonio (Apocalipsis 1:18), es decir, Cristo le quita el poder sobre la muerte a Luzbell. Con esto se da inicio a:

• Se expulsan a los demonios y se cierra el infierno.

• Se abren los Cielos.

• Se cambia la Ley de Reencarnación por Ley de Resurrección.

• Se cambia el eje terrestre para que este mundo esté alineado a otros mundos a cargo del Reino. 

• Se restaura el Espíritu en todos por igual.

De esta forma, llamamos Salvación porque Cristo nos salva de pasar por el juicio de los demonios en los infiernos o abismo al momento de nuestra muerte. Son hechos de Salvación porque por Cristo hoy podemos resurrecionar y acceder a un Cielo. Gracias a Cristo y su victoria en los Tres Días es que desde allí tenemos Espíritu que es una porción de Dios Padre que vive dentro de nosotros, que es inteligente, es eterno y es el que se relaciona con Cristo y el Espíritu Santo. Por Cristo somos libres, somos seres con una capacidad espiritual monumental que nos permite transformar nuestro ser hacia la rectitud y el bien por medio de la sabiduría adquirida por el Espíritu y su relación con Dios.

Por esto Cristo es Dios Salvador y Libertador. Solo Él podia ejecutar este portento. Todo lo acontecido fue parte del Plan de Salvación y que aún sigue vigente, ya que aún nos falta recuperar la calidad divina que perdimos y así poder retornar al Padre, que es el lugar de donde venimos.

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